La etapa de la infancia conlleva muchos cambios y que supone que los niños vayan interiorizando en relativamente poco tiempo y que les supondrá una base para cuando lleguen a la etapa adulta.
En este proceso de evolución un factor que resulta necesario para el correcto desarrollo es el apego.
¿Qué es el apego?
El apego se va formando en los primeros años de vida del niño y se puede definir como el vínculo emocional y conductual, además del vínculo afectivo del niño con las principales figuras vinculares, normalmente padre, madre o personas dedicadas a su cuidado.
Este apego genera un modelo interno de relaciones afectivas, es decir, da lugar a una representación inconsciente que va a servir de base en las posteriores relaciones afectivas que establezca el niño a lo largo de su vida. Este no quiere decir que sea fijo ya que aunque permanece estable en los años si se puede ir modificando a través de posteriores relaciones afectivas o a través de un proceso de cambio terapéutico.
Funciones del apego infantil:
Las principales funciones que desempeña el apego en la infancia son las siguientes:
- Uso del apego como base de seguridad: a través de esta seguridad el niño será capaz de explorar el mundo físico y social. Esto permitirá que las neuronas se vayan conectando correctamente y que vaya adquiriendo una idea más adaptativa de las personas y del mundo que le rodea.
- Apoyo emocional: permite al niño sentirse seguro buscando a través de sus figuras vinculares el bienestar y el apoyo emocional necesario.
- Resistirse a la separación: cuando los niños son muy pequeños necesitan de las figuras vinculares para un desarrollo adecuado. Si este apego no es el adecuado al separarse de estas figuras de apego es muy probable que se produzcan problemas de conducta así como problemas emocionales como ansiedad y depresión.
- Buscar y mantener la proximidad: es muy importante la proximidad de la principal figura vincular como lo es la madre para que el niño se sienta próximo y en conexión emocional que permita expresar lo que siente.
¿Qué tipos de apego existen?
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Apego seguro
Este tipo de apego se da cuando el padre o la madre es capaz de responder adecuadamente a las señales emocionales del niño. En este tipo de apego el niño es capaz de comprender los sentimientos y es capaz de regular sus emociones. Buscan la proximidad y el contacto, muestra actitudes de cooperación, son personas socialmente competentes y muestran una ansiedad normal en separaciones.
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Apego ansioso-ambivalente
En este tipo de apego los padres pueden ser cariñosos pero no entienden al niño. Hay menos contacto, son menos sensibles hacia él, responde sólo a las conductas negativas del niño y suele haber menos contacto. El niño suele mostrar ansiedad, son difíciles de consolar por la figura de apego, muestran rabia, no accede a reglas fácilmente, suelen surgir problemas emocionales y un comportamiento antisocial en la infancia.
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Apego ansioso-evitativo
En este apego los padres son irresponsables, rechazantes e intolerables con los niños y piensan que todo lo que hace el niño está mal. El niño muestra escasa o nula ansiedad a la separación, el niño siente que no lo quieren, no siente el vínculo afectivo, siente que molesta y se muestran como más agresivos y menos cooperativos.
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Apego ansioso-desorganizado
Está presente cuando los padres maltratan física y psicológicamente al niño. El niño está desorientado, se aproxima a la figura de apego pero con evitación en la mirada, no tienen motivación en alcanzar metas, están llenos de miedos y angustias, temen a su figura de apego y son más probables a tener problemas de conducta y de agresividad.
El apego como necesidad básica
El apego resulta una necesidad primordial y básica desde los primeros meses de la infancia. El niño necesita de un vínculo con sus figuras vinculares que permita que su cerebro vaya desarrollándose de una manera adecuada. La existencia de adversidades en el apego da lugar a la creación de mecanismos defensivos, una fallo en la función mentalizadora y reflexiva del cerebro.
Un bebé sin apego será un niño y un posterior adulto desconectado emocionalmente.
Carmen Sánchez.
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