Depresión infantil

La depresión infantil es una situación afectiva de una tristeza intensa y de una duración prolongada en el tiempo. Esto afecta en su desarrollo emocional, social, familiar y académico.

El trastorno depresivo es considerado un problema de salud pública a nivel mundial que afecta a todos los grupos de edad y que se caracteriza por un elevado nivel de malestar.

Hasta hace poco la depresión infantil no era tenida en cuenta o bien era pasado por alto pero las cifras se han ido incrementando en los últimos años, la Organización Mundial de la Salud estima un porcentaje entre 3-5% de la población infantil padece depresión. La depresión no es una categoría diagnóstica reservada a los adultos.

La depresión infantil tiene una incidencia similar en ambos sexos, no sucede lo mismo al llegar a la adolescencia donde la prevalencia es mayor en el sexo femenino y se mantiene de este modo hasta la adultez.

¿Cuál es la causa de la depresión infantil?

Los factores que pueden estar detrás de la depresión infantil son variados y ninguno por sí solo es suficiente para desarrollar el cuadro.

  • causas biológicas: factores hereditarios, neuronales, bioquímicos y hormonales.
  • causas ambientales: presión a la muchas veces se ven sometidos los niños, exigencias escolares, extraescolares, estrés, tensión, bullying.
  • causas psicológicas: problemas de autoestima, perdida de seres queridos, baja tolerancia a la frustración, etc.
  • el componente familiar: se identifica como el principal predisponente en el desarrollo de la depresión infantil. La familia y principalmente los padres, constituyen el núcleo principal de convivencia de los hijos y es aquí donde los niños desarrollarán sus capacidades de afecto, lenguaje, hábitos, motivaciones y autoestima, pilares con los que se desarrollará en su vida.

¿Cómo identificar la depresión infantil?

Existe diversas señales de alerta que podemos identificar, como son:

  • quejas somáticas: estas suelen ser bastante frecuentes y entre las más habituales destaca el dolor de barriga o de cabeza.
  • estado de ánimo irritable o depresivo: el estado de ánimo irritable en la infancia se manifiesta a través de conductas agresivas o acciones hostiles.
  • pérdida de interés: tanto de su entorno como relativo a la comida, colegio, juguetes…
  • falta de energía: le cuesta comunicarse, hacer cosas, está desanimado, falta de motivación…
  • alteraciones del sueño y del apetito
  • variaciones de peso
  • incapacidad para concentrarse
  • perdida de confianza y de autoestima, sentimientos de inferioridad.

La detención temprana resulta trascendental. Cada niño tiene una forma de ser y de afrontar las distintas situaciones, es por ello que debemos poner especial interés en conocer a nuestros hijos, detectar los cambios en su comportamiento así como las modificaciones de su estado de ánimo.

En la actualidad existen algunos tratamientos psicológicos eficaces con los que contamos para tratar la depresión infantil. Es la población infantil la que se beneficia más rápidamente que la adulta del tratamiento psicológico por lo que una intervención temprana resulta primordial.

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